Capítulo 2
¿Es el Sábado el Sello de Dios?
En la década de 1840, Joseph
Bates propuso por primera vez que la observancia del sábado era el sello de
Dios y que la observancia del domingo era la marca de la bestia. Ésta era una
desviación de las enseñanzas protestantes tradicionales. Los protestantes de
esos días enseñaban que la marca de la bestia era lealtad al papado. La lealtad
al papado incluía lealtad a los muchos errores y supersticiones del papado,
tales como:
- La veneración del papa como Dios en la tierra y
como poseedor de la potestad para perdonar pecados
- La adoración y culto a la Virgen María
- La transubstanciación (el pan se convierte en el
cuerpo de Cristo)
- El purgatorio
- El confesionario
- Sacerdotes solteros
- Oraciones a los apóstoles y santos, oraciones en
favor de los que están en el purgatorio, y oraciones repetitivas
(rosarios)
- Adoración de reliquias e ídolos de santos
- La salvación por obras
- Fuentes extrabíblicas de inspiración, tales como
los padres de la iglesia
- Cristianización de días festivos paganos, tales
como la Pascua y la Navidad
Podrían
listarse otros aspectos. Como se puede ver, hay numerosos ítems que indican
lealtad a los errores del papado. Bates no hizo mucha mención de las profundas
diferencias entre el catolicismo y el protestantismo, y en vez de eso, enfocó
su atención sobre el único punto de controversia que le interesaba: la
observancia del sábado. La marca de la bestia no era la adoración de la Virgen
María. No era la creencia en el purgatorio. No era la creencia en el
confesionario o la transubstanciación . La marca de la bestia era el culto
dominical.
¿Por qué escogió Bates el culto
dominical por encima de todas las otras marcas que identificaban al
catolicismo? En el capítulo 1, leemos de la furiosa animosidad entre Bates y
las principales iglesias protestantes. Identificando al domingo como la
marca de la bestia, Bates había encontrado una manera de agrupar a las odiadas
iglesias protestantes en una sola canasta con los católicos. Este golpe maestro
eliminaba las iglesias protestantes que tanto le habían enfurecido a él y a sus
asociados por haber rechazado el movimiento fijador de fechas de Miller.
En una sola jugada
audaz, Bates había conseguido redefinir casi trescientos años de enseñanzas
protestantes de Lutero y otros grandes reformadores, que identificaban la marca
de la bestia como lealtad a las enseñanzas heréticas de Roma que se han enumerado
más arriba.
Detengámonos por un momento, y
comparemos a Joseph Bates con los grandes reformadores protestantes. Los
eruditos bíblicos protestantes, como Huss, Jerónimo, Lutero, Zwinglio, eran
todos hombres de gran saber, dirigentes eclesiásticos que eran recibidos por
príncipes y reyes. Todos ellos se habían distinguido en las universidades,
dominaban las lenguas bíblicas originales, y eran reconocidos por amigos y
enemigos por sus logros en el campo de la erudición. Contrástense estos grandes
dirigentes con Joseph Bates. Éste era un capitán de mar poco conocido. No
conocía las lenguas bíblicas originales. Tenía pocos conocimientos de los
principios de interpretación bíblica. Hacía predicciones temerarias e
infundadas, basadas en su comprensión defectuosa de las profecías bíblicas. En
el capítulo 1, aprendimos acerca de muchas de las absurdas y extravagantes
enseñanzas proféticas de Joseph Bates. A pesar de todo esto, Bates se colocó a
sí mismo en la posición de anular trescientos años de eruditos bíblicos
protestantes
De un solo brochazo, hizo a un lado a los reformadores protestantes y
empujó a sus iglesias hacia dentro de Babilonia. Declaró que una sola herejía
desconocida hasta ese momento, el culto dominical, era la temida Marca de la
Bestia. Asombrosamente, un puñado de creyentes realmente eligió la palabra a
Bates por encima de la de estimados y probados reformadores protestantes, y las
enseñanzas de Bates se convertirían más tarde en el núcleo de las enseñanzas
proféticas de los Adventistas del Séptimo Día. Sumamente
educados y estimados.
Aunque la teoría de Bates parecía
tener aceptación entre los que ya estaban predispuestos a considerar a las
iglesias protestantes como Babilonia, la teoría nunca fue popular con otros. Para algunos, era difícil entender cómo las denominaciones
cristianas podrían perderse, a pesar de que eran ellas las que enviaban
misioneros por todo el mundo a difundir el evangelio, mientras los adventistas
afirmaban que el mensaje evangélico había terminado en 1844 y pasaban la mayor
parte del tiempo disputando entre ellos acerca del sábado y las diferentes
interpretaciones de las profecías. Bates tenía una tarea difícil entre manos:
Tratar de convencer a la gente de que la marca de la bestia ya no era la
lealtad a las enseñanzas de Roma en general, sino sólo a una enseñanza - el
culto dominical. Por fortuna para él, encontró un aliado que podía proporcionar
la inspiración que tan obviamente faltaba en la Biblia. Bates se volvió a la
joven profetisa Ellen White, que vio lo siguiente en visión:
Vi
que, por ser Dios inmutable, no había cambiado el día de descanso; pero el papa
lo había transferido del séptimo al primer día de la semana, pues iba a cambiar
los tiempos y la ley. (Primeros
Escritos, p. 33).
Así, con una pequeña ayuda de la profetisa, los adventistas
ataron el cambio del día de culto al papado, identificando así el culto
dominical como la única y más importante característica que distinguía al falso
cristianismo.
Desafortunadamente para Ellen
White, la teoría de que el Papa cambió el día de culto fue refutada más tarde
por uno de sus propios eruditos, el Dr. Samuele Bacciocchi, en su libro pionero Del Sábado al Domingo. En la década de 1970, Bacchiocchi fue
el primero y el único no católico a quien se le permitiera jamás estudiar en la
Pontificia Universidad Católica Gregoriana en Roma. Mientras estuvo allí, logró
obtener inapreciable material investigativo para su libro. Aunque el propósito
de su libro probablemente no era exonerar al Papa, su investigación mostró que
el cambio del culto del sábado al domingo ocurrió mucho más atrás en la
historia de lo que los adventistas habían admitido anteriormente.
En realidad,
el cambio ocurrió mucho antes de que el papado se estableciera en el poder.
Estos hallazgos arrojaron considerables dudas sobre si el culto dominical podía
o no considerarse lealtad al papado, puesto que la práctica estaba bien
establecida a través de la cristiandad siglos antes de que surgiera el primer
Papa.
El 8 de febrero de 1997, el Dr.
Bacchiocchi escribió lo siguiente en un mensaje electrónico a la "Lista de
Correos de los Católicos Libres", catholic@american.edu:
Discrepo
con Ellen White, por ejemplo, sobre el origen del domingo. Ella enseña que en
los primeros siglos todos los cristianos observaban el sábado, y que fue
mayormente por medio de los esfuerzos de Constantino que la observancia del
domingo fue adoptada por muchos cristianos en el siglo cuarto. Mi investigación
demuestra lo contrario.
¿CÓMO COMENZÓ LA OBSERVANCIA DEL
DOMINGO?, resume mi disertación, notará que yo ubico el origen de la
observancia del domingo en la época del emperador Adriano, en el año 135 d. C.
En el año 135 d. C., el emperador Adriano estaba separado por
casi medio milenio del primer papa, que comenzó a reinar en el año 606 d. C.
Aunque la mayoría de los adventistas aceptó los hallazgos de Bacchiocchi,
algunos ultraconservadores se burlaron de él como un jesuíta que había sido
enviado secretamente por los católicos para infiltrar y destruir a la Iglesia
Adventista. Sin embargo, sus ruidosos críticos nunca pudieron presentar ninguna
evidencia para refutar sus enseñanzas ni demostrar que él tuvo jamás alguna
conexión con los jesuítas.
Habiendo establecido que la marca
de la bestia era el culto dominical, tenía sentido para Bates que el culto
sabático debería ser el sello de Dios. Bates encontró su evidencia en el
Antiguo Testamento, donde el sábado era una señal del Antiguo Pacto entre Dios
y los judíos (véase Éxodo 31:13,17 y Ezequiel 20:12,20). Sin embargo, Bates
ignoró la evidencia en el Nuevo Testamento que mostraba que la señal o el sello
del Nuevo Pacto es el Espíritu Santo. La Biblia explica cómo a Cristo, como
nuestro ejemplo, se le dio el sello del Espíritu Santo:
Porque
el que Dios envió, la palabra de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por
medida. Juan 3:34.
Trabajad, no por la comida que
perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del
Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre. Juan 6:27.
La Biblia es clara en el sentido de que Jesús fue
"sellado" por el Espíritu Santo, no por la observancia del sábado.
Pablo indica que el Espíritu Santo es depositado en los corazones para
"sellarnos" para salvación:
El
cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu
en nuestros corazones. 2 Cor. 1:22.
En él también vosotros, habiendo
oído la palabra de verdad, el evangelio de nuestra salvación, y habiendo creído
en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa. Efe. 1:13.
Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Efe. 4:30.
Ni una sola vez en el NT se hace jamás referencia al sábado
como señal o sello para los cristianos. De la misma manera que la celebración
de la cena del Señor reemplazó la celebración de la Pascua judía, el Espíritu
Santo reemplazó al sábado como "señal" o evidencia de que una persona
es miembro de la iglesia cristiana.
Considere esto cuidadosamente.
¿Cuál es la mejor manera de saber si una persona es o no verdaderamente
cristiana? ¿Es por medio del día en que va a la iglesia? Hasta los adventistas
le dirán que asistir a la iglesia en sábado no hace que alguien sea cristiano.
Algunas personas van a la iglesia en sábado mientras niegan su fe cristiana por
medio de sus acciones. Sus corazones están llenos de perversidad, odio,
adulterio, e idolatría. Así que, ¿cuál es el mejor modo de saber si alguien es
un verdadero cristiano? ¡Por su espíritu! Si tienen el Espíritu Santo en sus
corazones, manifestarán los frutos del Espíritu en sus vidas: "amor, gozo,
paz, paciencia, benignidad, bondad, fe". Estos frutos del Espíritu Santo
que mora en nosotros serán evidentes para todos. El sábado no es la señal de un
verdadero cristiano. Nunca lo ha sido. La evidencia del NT testifica
abrumadoramente que el Espíritu Santo es el "sello" con el cual Dios
sella a los cristianos fieles.
by: Dirk Anderson ( Año 2000)
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