"Vamos a llevar a cabo más pruebas con misiles, semanales, mensuales y anuales", dijo el viceministro norcoreano, Han Song-Ryol, a la BBC, pese a todas las advertencias de Washington.
Por su parte, el embajador adjunto de Corea del Norte ante la ONU, Kim In Ryong, acusó a Estados Unidos de instigar el conflicto a través de ejercicios militares en la región. "En cualquier momento" podría estallar una guerra nuclear, dijo Kim en Nueva York.
"Dada la lógica criminal y el peligroso ruido de sables" por parte de Washington, Corea del Norte está preparada para "responder a cualquier forma de guerra estadounidense", agregó el funcionario.
Según Corea del Sur, el país comunista posee al menos diez e incluso más de 20 bombas atómicas. Contrariamente a varias resoluciones de la ONU, Corea del Norte está trabajando en el desarrollo de misiles de largo alcance con cabeza nuclear. Estados Unidos y otros países occidentales quieren evitar que Pyongyang aumente su capacidad misilística.
Sean Spicer, portavoz del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que éste llegó a la conclusión de que establecer "líneas rojas" en materia de política internacional no es efectivo.
"Establecer líneas rojas no ha dado buenos resultados en el pasado", dijo ante la prensa en Washington.
El ex presidente Barack Obama, que dejó la Casa Blanca en enero después de ocho años de gobierno, declaró sin éxito una línea roja ante el régimen sirio con respecto al uso de armas químicas, pero aparentemente ignoraba luego esta línea cuando se verificaban violaciones y su propio Congreso se mostró reticente a autorizar operativos militares en el terreno, según Spicer.
A diferencia de esto, Trump "mantiene sus cartas contra el pecho" para que no se vean antes de jugar, dijo el portavoz de Trump.
"No creo que lo vayan a ver telegrafiando cómo va a responder a una situación militar o de otro tipo a futuro", porque "eso es simplemente algo que no cree que nos haya beneficiado en el pasado".
Previamente, Pence afirmó en Seúl que Corea del Norte haría bien en no poner a prueba la firmeza del presidente estadounidense ni el poder de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, al advertir sobre las consecuencias de un eventual ataque militar del régimen de Pyongyang.
"La paciencia estratégica" con Pyongyang ha terminado. Estados Unidos y sus aliados darán una "respuesta aplastante y efectiva a cualquier ataque con armas convencionales o nucleares", advirtió Pence tras una reunión con el presidente en funciones de Corea del Sur, Hwang Kyo-ahn.
Ver mas: http://www.elmundo.es/internacional/2017/04/18/58f5a762468aeb01218b45c1.html
La gran profecía de nuestro señor
Cristo advirtió a sus
discípulos en cuanto a la destrucción de Jerusalén y las señales que ocurrirían
antes de la venida del Hijo del hombre. Todo el capítulo 24 de
Mateo es una profecía concerniente a los acontecimientos que preceden a este
evento, y se usa la destrucción de Jerusalén para tipificar la última gran
destrucción del mundo por fuego.—Manuscrito 77, 1899.
Sobre el monte de las Olivas,
Cristo explicó los temibles juicios que habrían de preceder a su segunda
venida: “Oiréis guerras, y rumores de guerras [...]. Porque se levantará nación
contra nación, y reino contra reino; y habrá pestilencias, y hambres, y
terremotos por los lugares. Y todas estas cosas, principio de dolores”. Mateo 24:6-8.
Aunque estas profecías se
cumplieron parcialmente con ladestrucción de Jerusalén, se aplican más
directamente a los postreros días.—Joyas de los
Testimonios 2:351 (1899).
Señales en los cielos
Cristo declaró
que al final de la gran persecución papal, el sol se oscurecería y la luna no
daría su luz. Luego las estrellas caerían del cielo. Y dice: “De la higuera
aprended la parábola: Cuando ya su rama se enternece, y las hojas brotan,
sabéis que, el verano está cerca. Así también vosotros, cuando viereis todas
estas cosas, sabed que está cercano, a las puertas”. Mateo 24:32-33.
Cristo anuncia
las señales de su venida. Declara que podemos saber cuándo está cerca, aun a
las puertas. Dice de aquellos que vean estas señales: “No pasará esta
generación, que todas estas cosas no acontezcan”. Estas señales han aparecido.1Ver. Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos,
351-354, 380-382. Podemos saber con seguridad que la venida del
Señor está cercana.—El Deseado de Todas
las Gentes, 585-586 (1898).
Señales en la Tierra
Dijo Jesús: “Y
habrá señales en el sol, y en la luna, y en las estrellas; y sobre la tierra
angustia de naciones”. Lucas 21:25 (VM); Mateo 24:29; Marcos 13:24-26; Apocalipsis 6:12-17. “Cuando viereis todas estas cosas, sabed que está
cercano, a las puertas”. Mateo 24:33.—Seguridad y Paz en
el Conflicto de los Siglos, 41 (1911).
Las naciones
están en desasosiego. Nos aguardan tiempos de perplejidad. Los corazones de los
hombres están desfalleciendo por el temor de las cosas que sobrevendrán sobre
la tierra. Pero aquellos que creen en Dios oirán su voz en medio de la
tormenta, que dice: “Yo soy; no temáis”.—The Signs of the
Times, 9 de octubre de 1901.
En los libros
del cielo se está registrando una historia extraña y memorable, eventos que,
según fue declarado, debieran ocurrir poco antes del gran día de Dios. Todo en
el mundo se encuentra en una situación inestable.—Manuscript Releases
3:313 (1908).
Falsos
Profetas
Una de las
señales de la destrucción de Jerusalén que Cristo había anunciado era: “Muchos
falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos”. Mateo 24:11. Se levantaron falsos profetas que engañaron a la
gente y llevaron a muchos al desierto. Magos y hechiceros que pretendían tener
un poder milagroso arrastraron a la gente en pos de sí a las soledades
montañosas. Pero esa profecía fue dada también para los últimos días. Se
trataba de una señal del segundo advenimiento.—El Deseado de Todas
las Gentes, 585 (1898).
Encontraremos
falsas pretensiones; surgirán falsos profetas; habrá sueños y visiones falsos;
pero predicad la Palabra y no os dejéis alejar de la voz de Dios manifestada
mediante su Palabra.—Mensajes Selectos
2:56 (1894).
Me fueron
mostradas muchas personas que pretendían ser especialmente enseñadas por Dios,
y que intentarían guiar a otros, y que debido a un concepto equivocado de lo
que es el deber emprenderían una obra que Dios nunca les había encomendado.
Como resultado de esto habría confusión. Que cada uno busque a Dios
fervorosamente por su propia cuenta, a fin de comprender cuál es su voluntad
para él.—Mensajes Selectos
2:82 (1893).
Una experiencia con un falso profeta
Anoche un
joven—un extraño para todos nosotros, pero que profesaba ser un hermano de
Victoria [Australia]—nos llamó y pidió ver a la Hna. White. Estaba anocheciendo
y decliné verlo. Sin embargo, lo invitamos a permanecer con nosotros durante la
noche y a desayunar. Después de nuestro habitual culto matutino, cuando nos
disponíamos a atender nuestros diferentes trabajos, este joven se puso de pie y
con un gesto dominante nos pidió que nos sentásemos. Dijo: “¿Tienen ustedes
algún himnario? Cantaremos un himno y luego tengo un mensaje para darles”. Yo
contesté: “Si tiene un mensaje, délo sin demora, porque tenemos mucho apremio
para despachar la correspondencia a los Estados Unidos y no tenemos tiempo que
perder”. El entonces comenzó a leer algo que había escrito, que entre otras
cosas declaraba que el juicio ha comenzado ahora sobre los vivos [...].
Lo escuché
mientras proseguía y finalmente le dije: “Mi hermano, usted no está exactamente
en sus cabales. Diga claramente cómo su mensaje nos afecta a nosotros. Por
favor, permítanos saberlo de inmediato. Su mente está demasiado tensa; usted
comprende mal su trabajo. Mucho de lo que ha dicho está de acuerdo con la
Biblia, y creemos cada palabra de ello. Pero usted está muy alterado. Por
favor, diga lo que tiene para nosotros”.
Bien, él dijo
que debíamos empacar y trasladarnos inmediatamente a Battle Creek. Le pedí sus
razones y repuso: “Para dar este mensaje de que el juicio ha comenzado sobre
los vivos”. Le contesté: “La obra que el Señor nos ha dado todavía no ha sido
terminada. Cuando nuestro trabajo aquí esté completado, estamos seguros que el
Señor nos hará saber que es tiempo de trasladarnos a Battle Creek, en vez de
enseñarle a usted cuál es nuestro deber” [...]. Lo dejé para que el hermano
Starr hablase más con él, mientras yo reanudaba mi tarea de escribir.
Le dijo al
Hno. Starr que cuando la Hna. White le habló tan amablemente, y sin embargo con
tanta autoridad, comenzó a ver que había cometido un error, que las impresiones
que lo habían impulsado tan fuertemente no eran consecuentes ni razonables.
Aunque nuestra familia es grande, integrada por diez miembros, además de tres
visitantes, decidimos que este joven permaneciese con nosotros por un tiempo.
No nos atrevimos a permitir que fuese con personas que lo tratarían duramente y
lo condenaban ni queríamos que repitiese sus “revelaciones”. Quedará por un
corto tiempo con nosotros, así podremos asociarnos con él y, si es posible,
conducirlo a sendas seguras.—Carta 66, 1894.
Glotonería e Intemperancia
La glotonería
y la intemperancia se hallan en el fundamento de la gran depravación moral de
nuestro mundo. Satanás está consciente de esto y constantemente tienta a hombres
y mujeres para que satisfagan sus gustos a expensas de la salud y hasta de la
vida misma. En el mundo, comer, beber y vestirse se convierten en el blanco de
la vida. Precisamente tal estado de cosas existió antes del diluvio. Y este
estado de disipación es una de las evidencias sobresalientes de la pronta
terminación de la historia de esta tierra.—Carta 34, 1875.
El cuadro del
mundo antediluviano que pintó la inspiración representa con fiel veracidad la
condición a la cual la sociedad moderna está llegando rápidamente.—Historia de los
Patriarcas y Profetas, 91 (1890).
Sabemos que el
Señor viene muy pronto. Rápidamente el mundo está llegando a ser como era en
los días de Noé. Se ha entregado a la indulgencia egoísta. El comer y el beber
se practican en forma abusiva. Los hombres están bebiendo el licor venenoso que
los enloquece.—Carta 308, 1907.
Hechos de Violencia
En los días de
Noé, la abrumadora mayoría se oponía a la verdad y estaba prendada de una trama
de falsedades. La tierra estaba llena de violencia. Guerra, crimen, asesinato
estaban a la orden del día. Así también será antes de la segunda venida de
Cristo.—Comentario
Bíblico Adventista 1:1104 (1891).
Los gremios
laborales son incitados rápidamente a la violencia si no se satisfacen sus
demandas. Se ve cada vez más claramente que los habitantes del mundo no están
en armonía con Dios. Ninguna teoría científica puede explicar la marcha
constante de los obradores de maldad bajo el mando de Satanás. En cada tumulto
hay ángeles malos que trabajan para excitar a los hombres cometer actos de
violencia [...].
La perversidad
y la crueldad de ellos llegará a tal grado que Dios se revelará en toda su
majestad. Muy pronto la maldad del mundo habrá llegado a su límite, y como en
los días de Noé, Dios derramará sus juicios.—Alza tus Ojos, 332
(1903).
Los terribles
informes que oímos sobre asesinatos y robos, sobre accidentes ferroviarios y
hechos de violencia, cuentan que el fin de todas las cosas está cercano. Ahora,
justamente ahora, necesitamos estar preparándonos para la segunda venida del
Señor.—Carta 308, 1907.
Guerras
y Desastres
La tempestad
se avecina y debemos prepararnos para afrontar su furia mediante el
arrepentimiento para con Dios y la fe en nuestro Señor Jesucristo. El Señor se
levantará para sacudir terriblemente la tierra. Veremos desgracias por todas
partes. Miles de barcos serán arrojados a las profundidades del mar. Armadas
enteras se hundirán, y las vidas humanas serán sacrificadas por millones.
Estallarán incendios inesperadamente y no habrá esfuerzo humano capaz de
extinguirlos. Los palacios de la tierra serán arrasados por la furia de las
llamas. Serán cada vez más frecuentes los desastres ferroviarios; en las
grandes vías de tránsito habrá confusión, choques y muerte sin la advertencia
de un momento. El fin está cerca, el tiempo de gracia termina. ¡Oh, busquemos a
Dios mientras puede ser hallado, llamémosle en tanto que está cercano!—Mensajes para los Jóvenes, 87 (1890).
En las escenas
finales de la historia de esta tierra, la guerra prevalecerá. Habrá epidemias,
mortandad y hambre. Las aguas del abismo rebasarán sus límites. Incendios e
inundaciones destruirán la propiedad y la vida. Debiéramos estar alistándonos
para las mansiones que Cristo ha ido a preparar para los que lo aman.—¡Maranata: el Señor
Viene!, 172 (1897).
Grandes bolas de fuego
En la mañana
del viernes pasado, justamente antes de despertar, se me presentó una escena
sumamente impresionante. Tuve la sensación de que despertaba del sueño en un
lugar que no era mi casa. Desde las ventanas veía una terrible conflagración.
Grandes bolas de fuego caían sobre las casas, y de ellas salían dardos
encendidos que volaban en todas direcciones. Era imposible apagar los incendios
que se producían, y muchos lugares estaban siendo destruidos. El terror de la
gente era indescriptible. Desperté después de cierto tiempo y descubrí que
estaba en mi hogar.—El Evangelismo, 25-26 (1906).
Una escena muy
impresionante pasó ante mí en visiones nocturnas. Vi una inmensa bola de fuego
que caía en medio de un grupo de hermosas casas que fueron destruidas
instantáneamente. Oí a alguien decir: “Sabíamos que los juicios de Dios
visitarían la tierra, mas no pensábamos que vendrían tan pronto”. Otros dijeron
en tono de reproche: “Vosotros que sabíais estas cosas, ¿por qué no dijisteis
nada? ¡Nosotros no lo sabíamos!—Joyas de los
Testimonios 3:296 (1909).
Terremotos e inundaciones
El enemigo ha
trabajado y todavía sigue trabajando. Ha descendido con gran poder, y el
Espíritu de Dios se está retirando de la tierra. Dios ha retirado su mano. Solo
tenemos que mirar a Johnstown [Pennsylvania]. El no impidió que el diablo
destruyese completamente la ciudad. Se estima que
el 31 de mayo de 1889, 2.200 personas perdieron sus vidas en la inundación de
Johnstown, cuando una represa se rompió después de muchos días de lluvias
torrenciales. Y esos mismos hechos aumentarán hasta la
conclusión de la historia de esta tierra.—Sermons and Talks
1:109 (1889).
La
corteza terrestre se rasgará a causa de las erupciones de los elementos ocultos
en sus entrañas. Estos elementos, una vez desatados, barrerán los tesoros de
aquellos que por años han estado aumentando sus riquezas al obtener de sus
empleados grandes posesiones a precios de hambre. Y también el mundo religioso
será terriblemente sacudido, porque el fin de todas las cosas está cercano.—Manuscript Releases
3:208 (1891).
Ya ha
llegado el tiempo en que en un momento podremos estar pisando tierra firme, y
en el siguiente la tierra estará moviéndose debajo de nuestros pies. Ocurrirán
terremotos cuando menos se los espere.—Testimonios para los
Ministros, 421 (1896).
En
incendios, inundaciones, terremotos, en la furia de las grandes profundidades,
en calamidades por mar y tierra, se da la advertencia de que el Espíritu de
Dios no contenderá para siempre con el hombre.—Manuscript Releases
3:315 (1897).
Antes
de que el Hijo del hombre aparezca en las nubes del cielo todo estará
convulsionado en la naturaleza. Rayos del cielo unidos con el fuego interno de
la tierra harán que las montañas ardan como un horno y que hagan fluir sus
torrentes de lava sobre aldeas y ciudades. Masas de rocas derretidas, arrojadas
dentro del agua por el solevantamiento de cosas ocultas dentro de la tierra,
harán que hierva el agua y despida rocas y tierra. Habrá formidables terremotos
y gran destrucción de vidas humanas.—Comentario Bíblico Adventista 7:958 (1907).
Crimen, Hambres, Pestilencias
Satanás está
obrando en la atmósfera; la está envenenando, y nosotros dependemos de Dios
para la protección de nuestras vidas: de nuestra vida actual y eterna. Y por
encontrarnos en la posición en que estamos, necesitamos estar bien despiertos,
plenamente consagrados, completamente convertidos y cabalmente dedicados a
Dios. Pero al parecer permanecemos inactivos como si estuviésemos paralizados.
¡Dios del cielo, despiértanos!.—Mensajes Selectos
2:59 (1890).
Dios no ha
impedido que los poderes de las tinieblas hagan su obra mortífera de viciar el
aire, una de las fuentes de vida y alimento, con elementos mortíferos. No solo
ha sido afectada la vida vegetal, sino que el hombre mismo sufre de pestilencia
[...]. Estas cosas son el resultado de gotas de las copas de la ira3Dios asume responsabilidad por
aquello que permite que ocurra o que no impide que suceda. Ver Éxodo 7:3; 8:32; 1 Crónicas 10:4,
13-14. de Dios que caen sobre la tierra, y son pálidas
representaciones de lo que acontecerá en el futuro cercano.—Mensajes Selectos
3:446-447 (1891).
Aumentarán las
hambrunas. Las pestilencias barrerán a miles. A nuestro alrededor hay peligros
procedentes de las potencias externas y de las operaciones satánicas de
adentro, pero ahora se está ejerciendo el poder restrictivo de Dios.—Manuscript Releases
19:382 (1897).
Se me ha
mostrado que el Espíritu del Señor se está retirando de la tierra. Pronto se
les negará el poder protector de Dios a todos los que continúan despreciando
sus mandamientos. Diariamente nos llegan informes de transacciones
fraudulentas, asesinatos y crímenes de toda clase. La iniquidad se está
convirtiendo en un asunto tan común que ya no sacude los sentidos como en un
tiempo lo hacía.—Carta 258, 1907.
El
propósito de Dios en las calamidades
¿Qué
significan las horribles calamidades marinas, barcos arrojados a la eternidad
sin un momento de advertencia? ¿Qué significan los accidentes en tierra,
incendios que consumen las riquezas que los hombres han atesorado, mucho de lo
cual ha sido acumulado oprimiendo al pobre? El Señor no intervendrá para
proteger la propiedad de aquellos que transgreden su ley, quebrantan su pacto y
pisotean su día de reposo, aceptando en su lugar un día de descanso espurio.
Las plagas de
Dios ya están cayendo sobre la tierra, arrasando las estructuras más costosas
como si fuera mediante un soplo de fuego desde el cielo. ¿No harán estos
juicios recapacitar a los profesos cristianos? Dios los permite para que el
mundo preste atención, para que los pecadores le teman y tiemblen ante él.—Manuscript Releases 3:311 (1902).
Dios tiene un
propósito al permitir que ocurran estas calamidades. Son uno de sus medios para
llamar a los hombres y mujeres a la reflexión. Mediante fenómenos insólitos a
través de la naturaleza, Dios expresará a los incrédulos agentes humanos
aquello que ha revelado claramente en su Palabra.—Manuscript Releases 19:279 (1902).
¡Con cuánta
frecuencia oímos hablar de terremotos y ciclones, así como de la destrucción
producida por incendios e inundaciones, con gran pérdida de vidas y
propiedades! Aparentemente estas calamidades son estallidos caprichosos de las
fuerzas desorganizadas y desordenadas de la naturaleza, completamente fuera del
dominio humano; pero en todas ellas puede leerse el propósito de Dios. Se
cuentan entre los instrumentos por medio de los cuales él procura despertar en
hombres y mujeres un sentido del peligro que corren.—La Historia de Profetas y Reyes, 207 (1914).
Los eventos venideros están en las manos del
señor
El mundo no
está sin gobernante. El programa de los acontecimientos venideros está en las
manos del Señor. La Majestad del cielo tiene a su cargo el destino de las
naciones, como también lo que concierne a su iglesia.—Joyas de los Testimonios 2:352 (1889).
Estas
representaciones simbólicas [las serpientes ardientes en el desierto] cumplen
un doble propósito. De ellas el pueblo de Dios aprende no solo que las fuerzas
físicas de la tierra están bajo el control del Creador, sino que también lo
están los movimientos religiosos de las naciones. Esto es especialmente cierto
con respecto a la imposición de la observancia del domingo.—Manuscript
Releases 19:281 (1902).
En la gran
obra final, nos encontraremos con perplejidades con las cuales no sabremos cómo
tratar, pero no olvidemos que los tres grandes poderes del cielo están
trabajando, que una mano divina está sobre el timón y que Dios hará que se
realicen sus propósitos.—El Evangelismo, 52
(1902).
Así como la
complicada semejanza de ruedas estaba bajo la dirección de la mano que había
debajo de las alas de los querubines, el complicado desarrollo de los sucesos
humanos está bajo el gobierno divino. En medio de la lucha y el tumulto de las
naciones. Aquel que se sienta por encima de los querubines, dirige aún los
asuntos terrenales.Ver Ezequiel 1:4, 26; 10:8; Daniel 4:17, 25, 32.—La Educación, 173-174 (1903).
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