La preparación para la Crisis Final
“Por
tanto, también vosotros estad
apercibidos; porque el Hijo del hombre ha de venir a la hora que
no pensáis.” (Mateo 24:44)
La necesidad de
preparación
Mateo 24:44 es
una orden del Señor para que estemos apercibidos o preparados, para un evento solemne.
Luego, en el
siguiente capítulo de Mateo, el Señor Jesús narra una parábola—la parábola de
las diez vírgenes—y por medio de esta parábola vuelve a mencionar que
únicamente las vírgenes que estaban preparadas o
apercibidas, fueron las que entraron a las bodas.
Mateo 25:10 – “Y mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban apercibidas, entraron
con él a las bodas; y se cerró la puerta.”
En Mateo 24:44
nuestro Redentor ordena que estemos preparados porque no sabemos cuando vendrá
la hora del juicio de vivos. Y en Mateo 25:20, por medio de una parábola,
vuelve a reiterar que solamente los que están preparados, cuando llegue la hora
del juicio de vivos, entrarán a las bodas. Esa “venida” de Mateo 24:44 y la
“venida del esposo” de Mateo 25:10, se trata de una venida a juicio, no de la
segunda venida de Cristo a la tierra.
Esta misma
figura de las bodas es empleada en la parábola de la fiesta de bodas.
CS pg. 481/1
(423.3) – “En la parábola del capítulo 22 de
San Mateo, se emplea la misma figura de las bodas y se ve a las claras que el juicio investigador se realiza
antes de las bodas. Antes de verificarse estas entra el Rey para ver a los
huéspedes, y cerciorarse de que todos llevan las vestiduras de boda, el manto
inmaculado del carácter, lavado y emblanquecido en la sangre del
Cordero (Mateo 22:11; Apocalipsis 7:14).
Al que se le
encuentra sin traje conveniente, se le expulsa, pero todos los que al ser
examinados resultan tener las vestiduras de bodas, son aceptados por Dios y
juzgados dignos de participar en su reino y de sentarse en su trono.
Esta tarea de
examinar los caracteres y de determinar los que están preparados para el reino
de Dios es la del juicio investigador,
la obra final que se
lleva a cabo en el santuario celestial.
Cuando haya
terminado este examen, cuando se haya fallado respecto de los que en todos los
siglos han profesado ser discípulos de Cristo, entonces y no antes habrá terminado el tiempo de gracia, y será cerrada la puerta de misericordia.
Así que las
palabras: ‘Las que estaban preparadas entraron con él a las bodas, y fue
cerrada la puerta’, nos conducen a través del ministerio final del Salvador,
hasta el momento en que quedará terminada la gran obra de la salvación del
hombre.”
¿En qué consiste la preparación de Mateo capítulo 25?
La preparación
de Mateo 25 consiste en el versículo 4:
Mateo 25:4 –
“Mas las prudentes tomaron aceite en
sus vasos, juntamente con sus lámparas.”
La preparación
de Mateo 25 consiste en tomar aceite. El aceite es un símbolo del Espíritu
Santo (Zacarías 4:1-14). En un estudio sobre esta parábola ya hemos
analizado que, en otras palabras, la preparación de Mateo 25 consiste en
realizar el Servicio Diario:
recibir la justificación, el perdón de los pecados y el bautismo del Espíritu
Santo diariamente, en virtud de la ofrenda y la sangre de Cristo que es
presentada por nuestro Sumo Sacerdote diariamente en el Santuario Celestial.
¿Por qué es importante este punto?
Porque el
cuerno pequeño también habla de que debemos prepararnos, pero para la segunda
venida de Cristo—cuando ya es demasiado tarde—en lugar de prepararnos para la
crisis final, para el juicio de vivos, cuando se terminará nuestro tiempo de
gracia. Si una persona se prepara para el juicio de vivos, estará
automáticamente preparada para la segunda venida de Cristo.
Pero la
predicación del cuerno pequeño se centra también en la llegada de la “era
mariana.” Es por esto importante saber acerca de la verdadera preparación.
PVGM pg. 179.4
– “En la profecía, esta amonestación referente al juicio, con los mensajes que
con ella se relacionan, es seguida por la venida del Hijo del hombre en las
nubes de los cielos. La proclamación
del juicio es el anuncio de que la segunda aparición del Salvador está por
acaecer. Y a esta proclamación se denomina el Evangelio eterno. Así se
ve que la predicación de la segunda venida de Cristo, el anuncio de su
cercanía, es parte esencial del mensaje evangélico.”
Es el propósito
de este estudio analizar todos los tipo de preparación que se encuentran en la
Biblia para que el pueblo de Dios pueda estar preparado para la crisis final
que se aproxima.
1.- La preparación de Mateo 25:10, 4: Tomar el Aceite (E.S)
En la parábola de las diez vírgenes tenemos
a unas vírgenes prudentes y a unas vírgenes insensatas. Las prudentes fueron
prudentes porque tomaron el aceite. Se trata de dos clases de cristianos. ¿Por
qué unos van a tomar el aceite y otros no? Las vírgenes prudentes toman el
aceite porque aceptaron la amonestación del Testigo Fiel, que no sólo
se encuentra en Apocalipsis 3:17, sino que se encuentra esparcida por toda la
Biblia: Jeremías 5:21; 19:9; 6:10; Juan 8:44, etc.
Una
amonestación que se resume en:
“No tienes capacidad natural para
amar. Odias a Dios. Odias a tu prójimo. Odias la ley. Eres hijo del Diablo.”
¿Por qué
únicamente quienes aceptan la amonestación del Testigo Fiel tomarán aceite?
Porque
únicamente quienes comprendan y aceptan su incapacidad para amar tendrán la
necesidad de comprar el oro afinado en fuego—el amor—que es un fruto del
Espíritu Santo (Gálatas 5:22-23).
Apocalipsis
3:18 – “Yo te amonesto que de mí
compres oro afinado en fuego, para que seas hecho rico.”
DTG pg. 246.3
– “La fe y el amor son el oro probado en el fuego.”
1JT pg. 42.2 –
“Oíd el consejo del Testigo fiel: Comprad oro afinado en el fuego, a fin de que
seáis ricos, ropas blancas para que estéis vestidos, y colirio a fin de que
veáis. Haced algún esfuerzo. Estos tesoros preciosos no descenderán sobre
nosotros sin esfuerzo alguno de nuestra parte.
Debemos
comprar, ser celosos y arrepentirnos de nuestro estado de tibieza. Debemos
despertarnos para ver nuestros males, buscar nuestros pecados y arrepentirnos
celosamente de ellos.”
1JT pg. 479.1
– “El oro probado en el fuego que se recomienda aquí, es la fe y el amor.
Enriquece el corazón, porque se lo ha refinado hasta su máxima pureza, y cuanto
más se lo prueba, tanto más resplandece.
La vestidura
blanca es la pureza de carácter, la justicia de Cristo impartida al pecador. Es
a la verdad una vestidura de tejido celestial, que puede comprarse únicamente
de Cristo, para una vida de obediencia voluntaria.
El colirio es
aquella sabiduría y gracia que nos habilitan para discernir entre lo malo y lo
bueno, y para reconocer el pecado bajo cualquier disfraz.”
PE pg. 270.2 –
“Pregunté cuál era el significado del zarandeo que yo había visto, y se me
mostró que lo motivaría el testimonio directo que exige el consejo que el
Testigo fiel dio a la iglesia de Laodicea.
Moverá este
consejo el corazón de quien lo reciba y le inducirá a exaltar el estandarte y a
difundir la recta verdad. Algunos no soportarán este testimonio directo, sino
que se le levantarán contra él, y esto es lo que causará un zarandeo en el
pueblo de Dios.
Vi que el
testimonio del Testigo fiel había sido escuchado tan sólo a medias. El solemne
testimonio del cual depende el destino
de la iglesia se tuvo en poca estima, cuando no se lo menospreció
por completo.
Este
testimonio ha de mover a profundo arrepentimiento. Todos los que lo reciban
sinceramente lo obedecerán y quedarán purificados.”
Es por todo
esto que, únicamente las vírgenes prudentes que aceptaron la amonestación del
Testigo Fiel tomaron aceite, mientras que las vírgenes insensatas no tomaron
aceite porque no tuvieron necesidad de aceite, porque no aceptaron este
testimonio directo y claro, sino que lo menospreciaron.
Si el creyente
acepta la amonestación del Testigo Fiel, tendrá
entonces necesidad de la cadena: un Sustituto en la vida, un Garante y
Sustituto en la muerte, el trabajador (un Mediador, Abogado, Intercesor, Sumo
Sacerdote), la Misericordia de Dios Padre, al Espíritu Santo como agente
regenerador (lluvia temprana), el lugar de trabajo (Santuario Celestial).
EC pg. 53.2 –
“Estudiando las Escrituras llegamos a conocer a Dios y somos encaminados hacia
la comprensión de nuestra relación con Cristo, quien llevó nuestros pecados, y
es el garante, el sustituto de nuestra humanidad
caída.”
FO pg. 77.3 –
“El es su única esperanza, su justicia, su Sustituto y Garante, su todo en todos.”
FO pg. 109.2 –
“Cristo es nuestro sacrificio, nuestro sustituto, nuestro garante, nuestro divino intercesor.”
Hebreos 9:24 –
“Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero,
sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros.”
FO pg. 109.3 –
“La intercesión de Cristo en nuestro favor consiste en presentar sus méritos
divinos en ofrenda de sí mismo al Padre como nuestro sustituto y garante;
porque El ascendió al cielo para hacer expiación por nuestras transgresiones.”
CES pg. 121.1
– “El Santuario celestial es
el centro mismo de la obra de Cristo en favor de los
hombres. Concierne a toda alma que vive en la Tierra. Nos revela el
plan de la redención, nos conduce hasta el fin mismo del tiempo y anuncia el
triunfo final de la lucha entre la justicia y el pecado. Es de la mayor
importancia que todos investiguen a fondo estos asuntos, y que estén siempre
capacitados para dar respuesta a todo aquel que les pidiere razón de la
esperanza que hay en ellos.
La intercesión
de Cristo en beneficio del hombre en el Santuario celestial es tan esencial
para el plan de la salvación como lo fue su muerte en la cruz. Por medio de su
muerte dio inicio a esa obra para cuya conclusión ascendió al cielo después de
su resurrección.”
HAp pg. 43.3 –
“El Espíritu Santo se da como agente
regenerador, para hacer efectiva la salvación obrada por la muerte de
nuestro Redentor.”
TM pg. 399.1 –
“Podemos estar seguros que cuando el Espíritu Santo sea derramado, los que no
recibieron y apreciaron la lluvia
temprana no verán ni entenderán el valor de la lluvia tardía.”
CS pg. 544/2
(480.2) – “Solemnes son las escenas relacionadas con la obra final de la
expiación. Incalculables son los intereses que esta envuelve. El juicio se
lleva ahora adelante en el santuario celestial. Esta obra se viene realizando
desde hace muchos años. Pronto—nadie sabe cuándo—les tocará ser juzgados a los vivos.
En la augusta presencia de Dios nuestras vidas deben ser pasadas en revista. En
este más que en cualquier otro tiempo conviene que toda alma preste atención a
la amonestación del Señor: ‘Velad y orad: porque no sabéis cuándo será el
tiempo’ (Marcos 13:33). ‘Y si no velares, vendré a ti como ladrón, y no sabrás
en qué hora vendré a ti’ (Apocalipsis 3:3).
Cuando quede
concluida la obra del juicio investigador, quedará también decidida la suerte
de todos para vida o para muerte.”
Como podemos
apreciar, debemos hacer nuestra preparación, tomar el aceite, porque el juicio
de vivos es el que llega como ladrón. Ni Marcos 13:33, ni Apocalipsis 3:3,
hablan de la segunda venida de Cristo, sino del juicio de vivos.
TM pg. 507.3 –
“Pero no debe descuidarse la gracia representada por
la lluvia temprana. Sólo los que estén viviendo a la altura de la luz que tienen,
recibirán más luz. A menos que estemos avanzando diariamente en la
ejemplificación de las virtudes cristianas activas, no reconoceremos las
manifestaciones del Espíritu Santo en la lluvia tardía. Podrá estar
derramándose en los corazones de los que están en torno de
nosotros, pero no lo percibiremos ni lo recibiremos.
En ningún
momento de nuestra experiencia podemos prescindir de la ayuda que nos capacitó
para comenzar. Las bendiciones recibidas en ocasión de la
lluvia temprana nos son necesarias hasta el mismo fin.”
Necesitamos la
lluvia temprana hasta el fin (Mateo 25:4) – ya sea el momento en que Dios nos
llame al descanso, o el fin de nuestro tiempo de gracia en el juicio de vivos.
Únicamente los que recibieron lluvia temprana recibirán lluvia
tardía al salir aprobados en el juicio.
¿Por qué necesitamos de la lluvia temprana?
La respuesta
se encuentra en el párrafo anterior del Espíritu de profecía:
“Sólo
los que estén viviendo a la altura de la luz que tienen, recibirán más luz. A
menos que estemos avanzando diariamente en la ejemplificación de las virtudes
cristianas activas, no reconoceremos las manifestaciones del Espíritu Santo en
la lluvia tardía.”
La lluvia
temprana nos capacita para avanzar diariamente en la ejemplificación de las
virtudes cristianas activas. En otras palabras: nos capacita para desarrollar
diariamente el nuevo carácter.
Juan 3:3, 5, 6
– “Respondió Jesús, y díjole: De cierto, de cierto te digo, que el que no
naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios… el que no naciere de agua y
del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la
carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.”
COES pg. 70.2
– “A menos que un hombre nazca de nuevo, no puede entender
el carácter del reino de los cielos, ni discernir su naturaleza
espiritual. En esas palabras, Cristo le estaba diciendo a Nicodemo: ‘No es la
sabiduría tanto como la regeneración interior lo que necesitas. No es tanto
que se te satisfaga la curiosidad como tener un nuevo corazón, lo que has menester, y mientras no
se verifique ese cambio, mientras no sean hechas nuevas todas las cosas, no
será de ningún beneficio salvador para ti que yo discuta contigo el asunto
de mi autoridad, mi obra, ni mi misión como quien lleva credenciales del
cielo’.”
CN pg. 147.1 –
“Un carácter formado a la semejanza divina es el único tesoro que
podemos llevar de este mundo al venidero. Los que en este mundo andan de acuerdo
con las instrucciones de Cristo, llevarán consigo a las mansiones celestiales
toda adquisición divina. Y en el cielo mejoraremos continuamente.
Cuán
importante es, pues, el desarrollo del carácter en esta vida.”
Pero, para que
el creyente haya tenido la necesidad del aceite, de la lluvia temprana, debido
a la necesidad de desarrollar un nuevo carácter semejante al de Cristo, primero
tuvo que ser necesario que el creyente admita, por sus palabras, acciones,
pensamientos, etc., que, en lugar de tener un carácter semejante al de Cristo,
por naturaleza tiene un carácter semejante al de Satanás (Juan 8:44): envidia,
celos, contienda, disensión, y todos los frutos de la carne (Gálatas 5:19-21).
1 Corintios
3:3 – “Porque todavía sois carnales: pues habiendo entre vosotros celos,
y contiendas, y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?”
¿Quién le dio el carácter a Cristo como hombre?
Dios Espíritu
Santo (Lucas 1:35).
Si el creyente
cede al orgullo (característica de Satanás), y rehúsa aceptar que su carácter es semejante al de Satanás y diferente al de Cristo, entonces ese creyente
no va a tomar el aceite y será una virgen fatua.
El Espíritu
Santo da un nuevo carácter, pero sin desarrollar. Es el trabajo del individuo
desarrollar ese nuevo carácter a través de las pruebas diarias.
Entonces, las
“virtudes cristianas activas” = equivalen a Gálatas 5:22-23 y también a Hebreos
8:10 -> lo necesario para desarrollar un nuevo carácter semejante al de
Cristo y una santificación verdadera.
Dios siempre
prepara a los hombres para un trabajo especial
Los discípulos
Cuando nuestro
Señor Jesús vino a este mundo por primera vez, hizo un trabajo de preparación
con los discípulos, pues ellos necesitaban realizar un trabajo especial después
de que él subiera al Santuario Celestial y les pudiera dotar de un poder
especial: la lluvia temprana en el Pentecostés.
DTG pg. 215.1
– “Jesús eligió a pescadores sin letras porque no habían sido educados en las
tradiciones y costumbres erróneas de su tiempo. Eran hombres de capacidad
innata, humildes y susceptibles de ser enseñados; hombres a quienes él podía
educar para su obra.
En las
profesiones comunes de la vida, hay muchos hombres que cumplen sus trabajos
diarios, inconscientes de que poseen facultades que, si fuesen puestas en
acción, los pondrían a la altura de los hombres más estimados
del mundo. Se necesita el toque de una mano hábil para despertar estas
facultades dormidas.
A hombres
tales llamó Jesús para que fuesen sus colaboradores; y les dio las ventajas de
estar asociados con él. Nunca tuvieron los
grandes del mundo un maestro semejante.
Cuando los discípulos
terminaron su período de preparación con el Salvador, no eran ya
ignorantes y sin cultura; habían llegado a ser como él en mente y carácter,
y los hombres se dieron cuenta de que habían estado con Jesús.”
Después de
la resurrección de nuestro Redentor, había un par de discípulos camino a Emaús
(Lucas 24:13) y el Mesías resucitado se apareció a ellos, más éstos no le
reconocieron (Lucas 24:15-16). Jesús le preguntó de qué cosas estaban hablando
e hizo como si no supiera nada de lo acontecido (Lucas 24:17-19).
Estos dos
discípulos manifestaron incredulidad respecto
a la resurrección de Cristo (Lucas 24:24-25), a pesar de tener a lado de ellos
al que había resucitado.
Pero cuando
estos discípulos llegaron finalmente a Emaús junto con Jesús, le invitaron a
quedarse con ellos (Lucas 24:29). Jesús pretendió que tenía que seguir yendo
más lejos para probar el comportamiento de sus discípulos (Lucas 24:28). Y sus
discípulos pasaron la prueba: practicaron el don de la hospitalidad.
Por naturaleza
todos los seres humanos no somos hospitalarios, pues más bien somos egoístas.
No somos hospitalarios a menos que logremos obtener algo a cambio. La
hospitalidad es un fruto del Espíritu, es un don de origen celestial que debe
ser implantado por el Espíritu Santo sin desarrollar, y el creyente debe
desarrollar haciendo uso de este don.
Los
discípulos, durante su tiempo de preparación junto a Cristo, aprendieron a
desarrollar este don y cuando llegaron a Emaús lo pusieron por práctica.
Gracias a que
estos dos discípulos fueron hospitalarios con aquel extraño que no reconocían,
recibieron una bendición que
fue la manifestación de Cristo (Lucas 24:30-31). Entonces ellos creyeron en su
resurrección.
Mas si estos
discípulos no hubiesen practicado la hospitalidad,
entonces hubieran permanecidos incrédulos respecto
a esta verdad esencial para su salvación. Estos discípulos, luego de
convencerse de la resurrección de Cristo, fueron a Jerusalén para contar a los
demás discípulos de lo que habían visto y oído (Lucas 24:33-35).
Abraham y Lot
Siguiendo con
el ejemplo del don celestial de la hospitalidad,
Abraham practicó este don y le enseñó por precepto y ejemplo a su sobrino Lot.
Cuando Jesús,
junto con otros tres ángeles, aparecieron como hombres en el valle de Mamre,
Abraham practicó el don de la hospitalidad con ellos (Génesis 18:1-5). Gracias
a que Abraham fue hospitalario con estos extraños, Jehová se reveló a Abraham
como Dios y le reveló el destino de Sodoma y Gomorra (Génesis 18:17-22), y
Abraham pudo pedir por su sobrino Lot (Génesis 18:23-32).
En ese momento
Abraham era una figura profética de Cristo—el único Intercesor entre la raza
caída y Dios—al interceder por los justos en Cristo que habitaban en Sodoma y
Gomorra.
PP pg. 119.1 –
“El amor hacia las almas a punto de perecer inspiraba las oraciones de Abraham.
Aunque detestaba los pecados de aquella ciudad corrompida, deseaba que los
pecadores pudieran salvarse. Su profundo interés por Sodoma demuestra la
preocupación que hemos de tener por los impíos. Debemos sentir odio hacia el
pecado, y compasión y amor hacia el pecador. Por todas partes, en derredor
nuestro, hay almas que van hacia una ruina tan desesperada y terrible como la
que sobrecogió a Sodoma.
Cada día
termina el tiempo de gracia para algunos. Cada hora, algunos pasan más allá del
alcance de la misericordia. ¿Y dónde están las voces de amonestación y súplica
que induzcan a los pecadores a huir de esta pavorosa condenación? ¿Dónde están
las manos extendidas para sacar a los pecadores de la muerte? ¿Dónde están los
que con humildad y perseverante fe ruegan a Dios por ellos?
El espíritu de Abraham fue el espíritu
de Cristo.
El mismo Hijo de Dios es el gran intercesor en favor del pecador. El que pagó
el precio de su redención conoce el valor del alma humana. Sintiendo hacia la
iniquidad un antagonismo que solo puede existir en una naturaleza pura e
inmaculada, Cristo manifestó hacia el pecador un amor que únicamente
la bondad infinita pudo concebir. En la agonía de la crucifixión, él mismo,
cargado con el espantoso peso de los pecados del mundo, oró por sus
vilipendiadores y asesinos: ‘Padre, perdónalos, porque no saben lo que
hacen’ (Lucas 23:34).”
Cuando los
ángeles encargados de la destrucción de Sodoma llegaron a la ciudad, Lot se
encontraba descansando a la puerta de ella (Génesis 19:1), y al ver venir a los
dos extraños hizo uso del don de la hospitalidad y
los invitó a su casa (Génesis 19:2-3).
Gracias a que
Lot ejerció el don celestial de la hospitalidad, pudo salvarse con su familia
de la destrucción de la ciudad (Génesis 19:12-13).
Así como los
discípulos de Emaús aprendieron la hospitalidad de Cristo, Lot la aprendió de
Abraham. Tanto Lot como esos discípulos salvaron su vida por el don de la
hospitalidad.
La
hospitalidad es una de las “virtudes cristianas” que debemos aprender a
desarrollar en nuestro nuevo carácter a través de las pruebas pequeñas (“en lo
poco” – Lucas 16:10).
Si no queremos
que la crisis final nos sorprenda sin preparación, sin aceite, debemos
reconocer primero que por naturaleza no somos desprendidos, bondadosos ni
hospitalarios. Debemos aceptar la amonestación del Testigo Fiel para poder
tener necesidad del aceite.
Zacarías 10:1
– “Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía. Jehová hará
relámpagos, y os dará lluvia abundante.”
Joel 2:23 – “Y
hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía.”
TM pg. 506.1 –
“En el Oriente la lluvia
temprana cae en el tiempo de la siembra. Es necesaria para que la
semilla germine. Gracias a la influencia de estas precipitaciones
fertilizantes, aparecen los tiernos brotes.
La lluvia
tardía, que cae hacia el fin de la temporada, madura el grano y lo prepara para
la siega.
El Señor
emplea estos fenómenos naturales para
ilustrar la obra del Espíritu Santo. Así como el rocío y
la lluvia caen al principio para que la semilla germine, y luego para
que la cosecha madure, se da el Espíritu Santo para que lleve a cabo a través
de sus etapas el proceso del crecimiento espiritual. La maduración del grano
representa la terminación de la obra de la gracia de Dios en el alma. Mediante
el poder del Espíritu Santo se ha de perfeccionar
en el carácter la imagen moral de Dios. Debemos ser totalmente transformados a la semejanza de Cristo.”
“La lluvia
temprana cae en el tiempo de la siembra.” HOY es el tiempo de la siembra—no en
la crisis final. Por lo tanto, hoy debemos recibir la lluvia temprana para
poder desarrollar ese carácter semejante a Cristo—no para pasar el juicio, pues
el juicio demanda una perfección de carácter que Cristo desarrolló por nosotros
en su primera venida. Nuestra obediencia no entra en el campo de la
justificación, sino en el campo de la santificación.
Cristo vino a
esta tierra como hombre para desarrollar una vida de obediencia perfecta a la
ley, un carácter perfecto, que reemplace el nuestro. Cristo desarrolló el
vestido de boda necesario para pasar el juicio. Pero, como veremos a
continuación, nosotros debemos aprender a usar ese vestido de boda.
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