viernes, 18 de diciembre de 2020

La preparación para la Crisis Final (Primera parte)

 

La preparación para la Crisis Final

“Por tanto, también vosotros estad apercibidos; porque el Hijo del hombre ha de venir a la hora que no pensáis.” (Mateo 24:44)

La necesidad de preparación

Mateo 24:44 es una orden del Señor para que estemos apercibidos o preparados, para un evento solemne.

Luego, en el siguiente capítulo de Mateo, el Señor Jesús narra una parábola—la parábola de las diez vírgenes—y por medio de esta parábola vuelve a mencionar que únicamente las vírgenes que estaban preparadas o apercibidas, fueron las que entraron a las bodas.

Mateo 25:10 – “Y mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban apercibidas, entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.”

En Mateo 24:44 nuestro Redentor ordena que estemos preparados porque no sabemos cuando vendrá la hora del juicio de vivos. Y en Mateo 25:20, por medio de una parábola, vuelve a reiterar que solamente los que están preparados, cuando llegue la hora del juicio de vivos, entrarán a las bodas. Esa “venida” de Mateo 24:44 y la “venida del esposo” de Mateo 25:10, se trata de una venida a juicio, no de la segunda venida de Cristo a la tierra.

Esta misma figura de las bodas es empleada en la parábola de la fiesta de bodas.

CS pg. 481/1 (423.3) – “En la parábola del capítulo 22 de San Mateo, se emplea la misma figura de las bodas y se ve a las claras que el juicio investigador se realiza antes de las bodas. Antes de verificarse estas entra el Rey para ver a los huéspedes, y cerciorarse de que todos llevan las vestiduras de boda, el manto inmaculado del carácter, lavado y emblanquecido en la sangre del Cordero (Mateo 22:11; Apocalipsis 7:14).

Al que se le encuentra sin traje conveniente, se le expulsa, pero todos los que al ser examinados resultan tener las vestiduras de bodas, son aceptados por Dios y juzgados dignos de participar en su reino y de sentarse en su trono.

Esta tarea de examinar los caracteres y de determinar los que están preparados para el reino de Dios es la del juicio investigador, la obra final que se lleva a cabo en el santuario celestial.

Cuando haya terminado este examen, cuando se haya fallado respecto de los que en todos los siglos han profesado ser discípulos de Cristo, entonces y no antes habrá terminado el tiempo de gracia, y será cerrada la puerta de misericordia.

Así que las palabras: ‘Las que estaban preparadas entraron con él a las bodas, y fue cerrada la puerta’, nos conducen a través del ministerio final del Salvador, hasta el momento en que quedará terminada la gran obra de la salvación del hombre.”

¿En qué consiste la preparación de Mateo capítulo 25?

La preparación de Mateo 25 consiste en el versículo 4:

Mateo 25:4 – “Mas las prudentes tomaron aceite en sus vasos, juntamente con sus lámparas.”

La preparación de Mateo 25 consiste en tomar aceite. El aceite es un símbolo del Espíritu Santo (Zacarías 4:1-14). En un estudio sobre esta parábola ya hemos analizado que, en otras palabras, la preparación de Mateo 25 consiste en realizar el Servicio Diario: recibir la justificación, el perdón de los pecados y el bautismo del Espíritu Santo diariamente, en virtud de la ofrenda y la sangre de Cristo que es presentada por nuestro Sumo Sacerdote diariamente en el Santuario Celestial.

¿Por qué es importante este punto?

Porque el cuerno pequeño también habla de que debemos prepararnos, pero para la segunda venida de Cristo—cuando ya es demasiado tarde—en lugar de prepararnos para la crisis final, para el juicio de vivos, cuando se terminará nuestro tiempo de gracia. Si una persona se prepara para el juicio de vivos, estará automáticamente preparada para la segunda venida de Cristo.

Pero la predicación del cuerno pequeño se centra también en la llegada de la “era mariana.” Es por esto importante saber acerca de la verdadera preparación.

PVGM pg. 179.4 – “En la profecía, esta amonestación referente al juicio, con los mensajes que con ella se relacionan, es seguida por la venida del Hijo del hombre en las nubes de los cielos. La proclamación del juicio es el anuncio de que la segunda aparición del Salvador está por acaecer. Y a esta proclamación se denomina el Evangelio eterno. Así se ve que la predicación de la segunda venida de Cristo, el anuncio de su cercanía, es parte esencial del mensaje evangélico.”

Es el propósito de este estudio analizar todos los tipo de preparación que se encuentran en la Biblia para que el pueblo de Dios pueda estar preparado para la crisis final que se aproxima.

1.- La preparación de Mateo 25:10, 4: Tomar el Aceite (E.S)

En la parábola de las diez vírgenes tenemos a unas vírgenes prudentes y a unas vírgenes insensatas. Las prudentes fueron prudentes porque tomaron el aceite. Se trata de dos clases de cristianos. ¿Por qué unos van a tomar el aceite y otros no? Las vírgenes prudentes toman el aceite porque aceptaron la amonestación del Testigo Fiel, que no sólo se encuentra en Apocalipsis 3:17, sino que se encuentra esparcida por toda la Biblia: Jeremías 5:21; 19:9; 6:10; Juan 8:44, etc.

Una amonestación que se resume en:

“No tienes capacidad natural para amar. Odias a Dios. Odias a tu prójimo. Odias la ley. Eres hijo del Diablo.”

¿Por qué únicamente quienes aceptan la amonestación del Testigo Fiel tomarán aceite?

Porque únicamente quienes comprendan y aceptan su incapacidad para amar tendrán la necesidad de comprar el oro afinado en fuego—el amor—que es un fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22-23).

Apocalipsis 3:18 – “Yo te amonesto que de mí compres oro afinado en fuego, para que seas hecho rico.”

DTG pg. 246.3 – “La fe y el amor son el oro probado en el fuego.”

1JT pg. 42.2 – “Oíd el consejo del Testigo fiel: Comprad oro afinado en el fuego, a fin de que seáis ricos, ropas blancas para que estéis vestidos, y colirio a fin de que veáis. Haced algún esfuerzo. Estos tesoros preciosos no descenderán sobre nosotros sin esfuerzo alguno de nuestra parte.

Debemos comprar, ser celosos y arrepentirnos de nuestro estado de tibieza. Debemos despertarnos para ver nuestros males, buscar nuestros pecados y arrepentirnos celosamente de ellos.”

1JT pg. 479.1 – “El oro probado en el fuego que se recomienda aquí, es la fe y el amor. Enriquece el corazón, porque se lo ha refinado hasta su máxima pureza, y cuanto más se lo prueba, tanto más resplandece.

La vestidura blanca es la pureza de carácter, la justicia de Cristo impartida al pecador. Es a la verdad una vestidura de tejido celestial, que puede comprarse únicamente de Cristo, para una vida de obediencia voluntaria.

El colirio es aquella sabiduría y gracia que nos habilitan para discernir entre lo malo y lo bueno, y para reconocer el pecado bajo cualquier disfraz.”

PE pg. 270.2 – “Pregunté cuál era el significado del zarandeo que yo había visto, y se me mostró que lo motivaría el testimonio directo que exige el consejo que el Testigo fiel dio a la iglesia de Laodicea.

Moverá este consejo el corazón de quien lo reciba y le inducirá a exaltar el estandarte y a difundir la recta verdad. Algunos no soportarán este testimonio directo, sino que se le levantarán contra él, y esto es lo que causará un zarandeo en el pueblo de Dios.

Vi que el testimonio del Testigo fiel había sido escuchado tan sólo a medias. El solemne testimonio del cual depende el destino de la iglesia se tuvo en poca estima, cuando no se lo menospreció por completo.

Este testimonio ha de mover a profundo arrepentimiento. Todos los que lo reciban sinceramente lo obedecerán y quedarán purificados.”

Es por todo esto que, únicamente las vírgenes prudentes que aceptaron la amonestación del Testigo Fiel tomaron aceite, mientras que las vírgenes insensatas no tomaron aceite porque no tuvieron necesidad de aceite, porque no aceptaron este testimonio directo y claro, sino que lo menospreciaron.

Si el creyente acepta la amonestación del Testigo Fiel, tendrá entonces necesidad de la cadena: un Sustituto en la vida, un Garante y Sustituto en la muerte, el trabajador (un Mediador, Abogado, Intercesor, Sumo Sacerdote), la Misericordia de Dios Padre, al Espíritu Santo como agente regenerador (lluvia temprana), el lugar de trabajo (Santuario Celestial).

EC pg. 53.2 – “Estudiando las Escrituras llegamos a conocer a Dios y somos encaminados hacia la comprensión de nuestra relación con Cristo, quien llevó nuestros pecados, y es el garante, el sustituto de nuestra humanidad caída.”

FO pg. 77.3 – “El es su única esperanza, su justicia, su Sustituto y Garante, su todo en todos.”

FO pg. 109.2 – “Cristo es nuestro sacrificio, nuestro sustituto, nuestro garante, nuestro divino intercesor.”

Hebreos 9:24 – “Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros.”

FO pg. 109.3 – “La intercesión de Cristo en nuestro favor consiste en presentar sus méritos divinos en ofrenda de sí mismo al Padre como nuestro sustituto y garante; porque El ascendió al cielo para hacer expiación por nuestras transgresiones.”

CES pg. 121.1 – “El Santuario celestial es el centro mismo de la obra de Cristo en favor de los hombres. Concierne a toda alma que vive en la Tierra. Nos revela el plan de la redención, nos conduce hasta el fin mismo del tiempo y anuncia el triunfo final de la lucha entre la justicia y el pecado. Es de la mayor importancia que todos investiguen a fondo estos asuntos, y que estén siempre capacitados para dar respuesta a todo aquel que les pidiere razón de la esperanza que hay en ellos.

La intercesión de Cristo en beneficio del hombre en el Santuario celestial es tan esencial para el plan de la salvación como lo fue su muerte en la cruz. Por medio de su muerte dio inicio a esa obra para cuya conclusión ascendió al cielo después de su resurrección.”

HAp pg. 43.3 – “El Espíritu Santo se da como agente regenerador, para hacer efectiva la salvación obrada por la muerte de nuestro Redentor.”

TM pg. 399.1 – “Podemos estar seguros que cuando el Espíritu Santo sea derramado, los que no recibieron y apreciaron la lluvia temprana no verán ni entenderán el valor de la lluvia tardía.”

CS pg. 544/2 (480.2) – “Solemnes son las escenas relacionadas con la obra final de la expiación. Incalculables son los intereses que esta envuelve. El juicio se lleva ahora adelante en el santuario celestial. Esta obra se viene realizando desde hace muchos años. Pronto—nadie sabe cuándo—les tocará ser juzgados a los vivos. En la augusta presencia de Dios nuestras vidas deben ser pasadas en revista. En este más que en cualquier otro tiempo conviene que toda alma preste atención a la amonestación del Señor: ‘Velad y orad: porque no sabéis cuándo será el tiempo’ (Marcos 13:33). ‘Y si no velares, vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré a ti’ (Apocalipsis 3:3).

Cuando quede concluida la obra del juicio investigador, quedará también decidida la suerte de todos para vida o para muerte.”

Como podemos apreciar, debemos hacer nuestra preparación, tomar el aceite, porque el juicio de vivos es el que llega como ladrón. Ni Marcos 13:33, ni Apocalipsis 3:3, hablan de la segunda venida de Cristo, sino del juicio de vivos.



TM pg. 507.3 – “Pero no debe descuidarse la gracia representada por la lluvia temprana. Sólo los que estén viviendo a la altura de la luz que tienen, recibirán más luz. A menos que estemos avanzando diariamente en la ejemplificación de las virtudes cristianas activas, no reconoceremos las manifestaciones del Espíritu Santo en la lluvia tardía. Podrá estar derramándose en los corazones de los que están en torno de nosotros, pero no lo percibiremos ni lo recibiremos.

En ningún momento de nuestra experiencia podemos prescindir de la ayuda que nos capacitó para comenzar. Las bendiciones recibidas en ocasión de la lluvia temprana nos son necesarias hasta el mismo fin.”

Necesitamos la lluvia temprana hasta el fin (Mateo 25:4) – ya sea el momento en que Dios nos llame al descanso, o el fin de nuestro tiempo de gracia en el juicio de vivos. Únicamente los que recibieron lluvia temprana recibirán lluvia tardía al salir aprobados en el juicio.

¿Por qué necesitamos de la lluvia temprana?

La respuesta se encuentra en el párrafo anterior del Espíritu de profecía:

“Sólo los que estén viviendo a la altura de la luz que tienen, recibirán más luz. A menos que estemos avanzando diariamente en la ejemplificación de las virtudes cristianas activas, no reconoceremos las manifestaciones del Espíritu Santo en la lluvia tardía.”

La lluvia temprana nos capacita para avanzar diariamente en la ejemplificación de las virtudes cristianas activas. En otras palabras: nos capacita para desarrollar diariamente el nuevo carácter.

Juan 3:3, 5, 6 – “Respondió Jesús, y díjole: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios… el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.”

COES pg. 70.2 – “A menos que un hombre nazca de nuevo, no puede entender el carácter del reino de los cielos, ni discernir su naturaleza espiritual. En esas palabras, Cristo le estaba diciendo a Nicodemo: ‘No es la sabiduría tanto como la regeneración interior lo que necesitas. No es tanto que se te satisfaga la curiosidad como tener un nuevo corazón, lo que has menester, y mientras no se verifique ese cambio, mientras no sean hechas nuevas todas las cosas, no será de ningún beneficio salvador para ti que yo discuta contigo el asunto de mi autoridad, mi obra, ni mi misión como quien lleva credenciales del cielo’.”

CN pg. 147.1 – “Un carácter formado a la semejanza divina es el único tesoro que podemos llevar de este mundo al venidero. Los que en este mundo andan de acuerdo con las instrucciones de Cristo, llevarán consigo a las mansiones celestiales toda adquisición divina. Y en el cielo mejoraremos continuamente.

Cuán importante es, pues, el desarrollo del carácter en esta vida.”

Pero, para que el creyente haya tenido la necesidad del aceite, de la lluvia temprana, debido a la necesidad de desarrollar un nuevo carácter semejante al de Cristo, primero tuvo que ser necesario que el creyente admita, por sus palabras, acciones, pensamientos, etc., que, en lugar de tener un carácter semejante al de Cristo, por naturaleza tiene un carácter semejante al de Satanás (Juan 8:44): envidia, celos, contienda, disensión, y todos los frutos de la carne (Gálatas 5:19-21).

1 Corintios 3:3 – “Porque todavía sois carnales: pues habiendo entre vosotros celos, y contiendas, y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?”

¿Quién le dio el carácter a Cristo como hombre?

Dios Espíritu Santo (Lucas 1:35).

Si el creyente cede al orgullo (característica de Satanás), y rehúsa aceptar que su carácter es semejante al de Satanás y diferente al de Cristo, entonces ese creyente no va a tomar el aceite y será una virgen fatua.

El Espíritu Santo da un nuevo carácter, pero sin desarrollar. Es el trabajo del individuo desarrollar ese nuevo carácter a través de las pruebas diarias.

Entonces, las “virtudes cristianas activas” = equivalen a Gálatas 5:22-23 y también a Hebreos 8:10 -> lo necesario para desarrollar un nuevo carácter semejante al de Cristo y una santificación verdadera.

Dios siempre prepara a los hombres para un trabajo especial

Los discípulos

Cuando nuestro Señor Jesús vino a este mundo por primera vez, hizo un trabajo de preparación con los discípulos, pues ellos necesitaban realizar un trabajo especial después de que él subiera al Santuario Celestial y les pudiera dotar de un poder especial: la lluvia temprana en el Pentecostés.

DTG pg. 215.1 – “Jesús eligió a pescadores sin letras porque no habían sido educados en las tradiciones y costumbres erróneas de su tiempo. Eran hombres de capacidad innata, humildes y susceptibles de ser enseñados; hombres a quienes él podía educar para su obra.

En las profesiones comunes de la vida, hay muchos hombres que cumplen sus trabajos diarios, inconscientes de que poseen facultades que, si fuesen puestas en acción, los pondrían a la altura de los hombres más estimados del mundo. Se necesita el toque de una mano hábil para despertar estas facultades dormidas.

A hombres tales llamó Jesús para que fuesen sus colaboradores; y les dio las ventajas de estar asociados con él. Nunca tuvieron los grandes del mundo un maestro semejante.

Cuando los discípulos terminaron su período de preparación con el Salvador, no eran ya ignorantes y sin cultura; habían llegado a ser como él en mente y carácter, y los hombres se dieron cuenta de que habían estado con Jesús.”



Después de la resurrección de nuestro Redentor, había un par de discípulos camino a Emaús (Lucas 24:13) y el Mesías resucitado se apareció a ellos, más éstos no le reconocieron (Lucas 24:15-16). Jesús le preguntó de qué cosas estaban hablando e hizo como si no supiera nada de lo acontecido (Lucas 24:17-19).

Estos dos discípulos manifestaron incredulidad respecto a la resurrección de Cristo (Lucas 24:24-25), a pesar de tener a lado de ellos al que había resucitado.

Pero cuando estos discípulos llegaron finalmente a Emaús junto con Jesús, le invitaron a quedarse con ellos (Lucas 24:29). Jesús pretendió que tenía que seguir yendo más lejos para probar el comportamiento de sus discípulos (Lucas 24:28). Y sus discípulos pasaron la prueba: practicaron el don de la hospitalidad.

Por naturaleza todos los seres humanos no somos hospitalarios, pues más bien somos egoístas. No somos hospitalarios a menos que logremos obtener algo a cambio. La hospitalidad es un fruto del Espíritu, es un don de origen celestial que debe ser implantado por el Espíritu Santo sin desarrollar, y el creyente debe desarrollar haciendo uso de este don.

Los discípulos, durante su tiempo de preparación junto a Cristo, aprendieron a desarrollar este don y cuando llegaron a Emaús lo pusieron por práctica.

Gracias a que estos dos discípulos fueron hospitalarios con aquel extraño que no reconocían, recibieron una bendición que fue la manifestación de Cristo (Lucas 24:30-31). Entonces ellos creyeron en su resurrección.

Mas si estos discípulos no hubiesen practicado la hospitalidad, entonces hubieran permanecidos incrédulos respecto a esta verdad esencial para su salvación. Estos discípulos, luego de convencerse de la resurrección de Cristo, fueron a Jerusalén para contar a los demás discípulos de lo que habían visto y oído (Lucas 24:33-35).

Abraham y Lot

Siguiendo con el ejemplo del don celestial de la hospitalidad, Abraham practicó este don y le enseñó por precepto y ejemplo a su sobrino Lot.

Cuando Jesús, junto con otros tres ángeles, aparecieron como hombres en el valle de Mamre, Abraham practicó el don de la hospitalidad con ellos (Génesis 18:1-5). Gracias a que Abraham fue hospitalario con estos extraños, Jehová se reveló a Abraham como Dios y le reveló el destino de Sodoma y Gomorra (Génesis 18:17-22), y Abraham pudo pedir por su sobrino Lot (Génesis 18:23-32).

En ese momento Abraham era una figura profética de Cristo—el único Intercesor entre la raza caída y Dios—al interceder por los justos en Cristo que habitaban en Sodoma y Gomorra.

PP pg. 119.1 – “El amor hacia las almas a punto de perecer inspiraba las oraciones de Abraham. Aunque detestaba los pecados de aquella ciudad corrompida, deseaba que los pecadores pudieran salvarse. Su profundo interés por Sodoma demuestra la preocupación que hemos de tener por los impíos. Debemos sentir odio hacia el pecado, y compasión y amor hacia el pecador. Por todas partes, en derredor nuestro, hay almas que van hacia una ruina tan desesperada y terrible como la que sobrecogió a Sodoma.

Cada día termina el tiempo de gracia para algunos. Cada hora, algunos pasan más allá del alcance de la misericordia. ¿Y dónde están las voces de amonestación y súplica que induzcan a los pecadores a huir de esta pavorosa condenación? ¿Dónde están las manos extendidas para sacar a los pecadores de la muerte? ¿Dónde están los que con humildad y perseverante fe ruegan a Dios por ellos?

El espíritu de Abraham fue el espíritu de Cristo. El mismo Hijo de Dios es el gran intercesor en favor del pecador. El que pagó el precio de su redención conoce el valor del alma humana. Sintiendo hacia la iniquidad un antagonismo que solo puede existir en una naturaleza pura e inmaculada, Cristo manifestó hacia el pecador un amor que únicamente la bondad infinita pudo concebir. En la agonía de la crucifixión, él mismo, cargado con el espantoso peso de los pecados del mundo, oró por sus vilipendiadores y asesinos: ‘Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen’ (Lucas 23:34).”

Cuando los ángeles encargados de la destrucción de Sodoma llegaron a la ciudad, Lot se encontraba descansando a la puerta de ella (Génesis 19:1), y al ver venir a los dos extraños hizo uso del don de la hospitalidad y los invitó a su casa (Génesis 19:2-3).

Gracias a que Lot ejerció el don celestial de la hospitalidad, pudo salvarse con su familia de la destrucción de la ciudad (Génesis 19:12-13).

Así como los discípulos de Emaús aprendieron la hospitalidad de Cristo, Lot la aprendió de Abraham. Tanto Lot como esos discípulos salvaron su vida por el don de la hospitalidad.

La hospitalidad es una de las “virtudes cristianas” que debemos aprender a desarrollar en nuestro nuevo carácter a través de las pruebas pequeñas (“en lo poco” – Lucas 16:10).

Si no queremos que la crisis final nos sorprenda sin preparación, sin aceite, debemos reconocer primero que por naturaleza no somos desprendidos, bondadosos ni hospitalarios. Debemos aceptar la amonestación del Testigo Fiel para poder tener necesidad del aceite.

Zacarías 10:1 – “Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía. Jehová hará relámpagos, y os dará lluvia abundante.”

Joel 2:23 – “Y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía.”

TM pg. 506.1 – “En el Oriente la lluvia temprana cae en el tiempo de la siembra. Es necesaria para que la semilla germine. Gracias a la influencia de estas precipitaciones fertilizantes, aparecen los tiernos brotes.

La lluvia tardía, que cae hacia el fin de la temporada, madura el grano y lo prepara para la siega.

El Señor emplea estos fenómenos naturales para ilustrar la obra del Espíritu Santo. Así como el rocío y la lluvia caen al principio para que la semilla germine, y luego para que la cosecha madure, se da el Espíritu Santo para que lleve a cabo a través de sus etapas el proceso del crecimiento espiritual. La maduración del grano representa la terminación de la obra de la gracia de Dios en el alma. Mediante el poder del Espíritu Santo se ha de perfeccionar en el carácter la imagen moral de Dios. Debemos ser totalmente transformados a la semejanza de Cristo.”

“La lluvia temprana cae en el tiempo de la siembra.” HOY es el tiempo de la siembra—no en la crisis final. Por lo tanto, hoy debemos recibir la lluvia temprana para poder desarrollar ese carácter semejante a Cristo—no para pasar el juicio, pues el juicio demanda una perfección de carácter que Cristo desarrolló por nosotros en su primera venida. Nuestra obediencia no entra en el campo de la justificación, sino en el campo de la santificación.

Cristo vino a esta tierra como hombre para desarrollar una vida de obediencia perfecta a la ley, un carácter perfecto, que reemplace el nuestro. Cristo desarrolló el vestido de boda necesario para pasar el juicio. Pero, como veremos a continuación, nosotros debemos aprender a usar ese vestido de boda.


domingo, 11 de octubre de 2020

Guerra civil en Estados Unidos

 Noticia Adventista acerca del mundo

Este mundo ya está tambaleándose, listo para caerse, y qué sucederá después?  Este capítulo es un análisis penetrante del milenio, ese tiempo no muy lejano cuando el tiempo se parará, cuando Satanás será atado y habrá un tiempo para rendir cuentas.

Visualice ese tiempo cuando una gran controversia está llegando a su fin. Tiempo para pensar. Aquí está la verdad acerca del milenio.

La prédica comienza en el minuto 49:25


¿Que sucederá en las ciudades y que dice la Biblia?


Jeremías 4: 7-9

Un león ha salido del matorral,
    un destructor de naciones se ha puesto en marcha;
ha salido de su lugar de origen
    para desolar tu tierra;
tus ciudades quedarán en ruinas
    y totalmente despobladas.
Por esto, vístanse de luto,

    laméntense y giman,
porque la ardiente ira del Señor
    no se ha apartado de nosotros.

»En aquel día desfallecerá
    el corazón del rey y de los jefes;
los sacerdotes se llenarán de pánico
    y los profetas quedarán atónitos»,
            afirma el Señor.

Daniel 8:19

Y dijo: He aquí, te voy a dar a conocer lo que sucederá al final de la ira, porque {se} refiere al tiempo señalado del fin

Cuanto ella se ha glorificado, y ha estado en deleites, tanto dadle de tormento y llanto; porque dice en su corazón: Yo estoy sentada reina, y no soy viuda, y no veré llanto. Por lo cual en un día vendrán sus plagas, muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego; porque el Señor Dios es fuerte, que la juzgará. Y llorarán y se lamentarán sobre ella los reyes de la tierra, los cuales han fornicado con ella. . . diciendo: ¡Ay, ay, de aquella gran ciudad de Babilonia, aquella fuerte ciudad; porque en una hora vino su juicio!"Apocalipsis18:5-10.


"Los mercaderes de la tierra" que "se han enriquecido de la potencia de sus deleites," "se pondrán lejos de ella por temor de su tormento, llorando y lamentando, y diciendo: ¡Ay, ay, aquella gran ciudad, que estaba vestida de lino fino, y de escarlata, y de grana, y estaba dorada con oro, y adornada de piedras preciosas y de perlas! Porque en una hora han sido desoladas tantas riquezas." Apocalipsis 18:3, 15, 17.

Tales son los juicios que caen sobre Babilonia en el día de la ira de Dios. La gran ciudad ha llenado la medida de su iniquidad; ha llegado su hora; está madura para la destrucción.

Cuando la voz de Dios ponga fin al cautiverio de Su pueblo, será terrible el despertar para los que lo hayan perdido todo en la gran lucha de la vida. Mientras duraba el tiempo de gracia, los cegaban los engaños de Satanás y disculpaban su vida de pecado. Los ricos se enorgullecían de su superioridad con respecto a los menos favorecidos; pero habían logrado sus riquezas violando la ley de Dios. Habían dejado de dar de comer a los hambrientos, de vestir a los desnudos, de obrar con justicia, y de amar la misericordia. Habían tratado de enaltecerse y de obtener el homenaje de sus semejantes. Ahora están despojados de cuanto los hacía grandes, y quedan desprovistos de todo y sin defensa. Ven con terror la destrucción de los ídolos que prefirieron a su Creador. Vendieron sus almas por las riquezas y los placeres terrenales, y no procuraron hacerse ricos en Dios. El resultado es que sus vidas terminan en fracaso; sus placeres se cambian ahora en amargura y sus tesoros en corrupción. La ganancia de una vida entera les es arrebatada en un momento. Los ricos lamentan la destrucción de sus soberbias casas, la dispersión de su oro y de su plata. Pero sus lamentos son sofocados por el temor de que ellos mismos van a perecer con sus ídolos.

Los impíos están llenos de pesar, no por su indiferencia pecaminosa para con Dios y sus semejantes, sino porque Dios haya vencido. Lamentan el resultado obtenido; pero no se arrepienten de su maldad. Si pudiesen hacerlo, no dejarían de probar cualquier medio para vencer.

El mundo ve a aquellos mismos de quienes se burló y a quienes deseó exterminar, pasar sanos y salvos por entre pestilencias, tempestades y terremotos. El que es un fuego consumidor para los transgresores de Su ley, es un seguro pabellón para Su pueblo.

El ministro que sacrificó la verdad para ganar el favor de los hombres, discierne ahora el carácter e influencia de sus enseñanzas. Es aparente que un ojo omnisciente le seguía cuando estaba en el púlpito, cuando andaba por las calles, cuando se mezclaba con los hombres en las diferentes escenas de la vida. Cada emoción del alma, cada línea escrita, cada palabra pronunciada, cada acción encaminada a hacer descansar a los hombres en una falsa seguridad, fue una siembra; y ahora, en las almas miserables y perdidas que le rodean, él contempla la cosecha.

El Señor dice: "Curan la llaga de Mi pueblo livianamente diciendo: ¡Paz! ¡paz! cuando no hay paz." "Habéis entristecido el corazón del justo con vuestras mentiras, a quien yo no he entristecido, y habéis robustecido las manos del inicuo, para que no se vuelva de su mal camino, a fin de que tenga vida." Jeremías 8:11; Ezequiel 13:22.

"¡Ay de los pastores que pierden y que dispersan las ovejas de Mi dehesa! . . . He aquí que Yo os castigaré por la maldad de vuestros hechos." "¡Aullad, oh pastores, y clamad; y revolcaos en ceniza, oh mayorales del rebaño! porque cumplidos son los días determinados para vuestro degüello; y os dispersaré,. . . y los pastores no tendrán adonde huir, ni los mayorales del rebaño adonde escapar." Jeremías 23:1, 2; 25:34, 35.

Los ministros y el pueblo ven que no sostuvieron la debida relación con Dios. Ven que se rebelaron contra el Autor de toda ley justa y recta. El rechazamiento de los preceptos divinos dio origen a miles de fuentes de mal, discordia, odio e iniquidad, hasta que la tierra se convirtió en un vasto campo de luchas, en un abismo de corrupción. Tal es el cuadro que se presenta ahora ante la vista de los que rechazaron la verdad y prefirieron el error. Ningún lenguaje puede expresar la vehemencia con que los desobedientes y desleales desean lo que perdieron para siempre: la vida eterna. Los hombres a quienes el mundo idolatró por sus talentos y elocuencia, ven ahora las cosas en su luz verdadera. Se dan cuenta de lo que perdieron por la transgresión, y caen a los pies de aquellos a quienes despreciaron y ridiculizaron a causa de su fidelidad, y confiesan que Dios los amaba.

Los hombres ven que fueron engañados. Se acusan unos a otros de haberse arrastrado mutuamente a la destrucción; pero todos concuerdan para abrumar a los ministros con la más amarga condenación. Los pastores infieles profetizaron cosas lisonjeras; indujeron a sus oyentes a menospreciar la ley de Dios y a perseguir a los que querían santificarla. Ahora, en su desesperación, estos maestros confiesan ante el mundo su obra de engaño. Las multitudes se llenan de furor. "¡Estamos perdidos!—exclaman—y vosotros sois causa de nuestra perdición;" y se vuelven contra los falsos pastores. Precisamente aquellos que más los admiraban en otros tiempos pronunciarán contra ellos las más terribles maldiciones. Las manos mismas que los coronaron con laureles se levantarán para aniquilarlos. Las espadas que debían servir para destruir al pueblo de Dios se emplean ahora para matar a sus enemigos. Por todas partes hay luchas y derramamiento de sangre.

"Alcanzará el estrépito hasta los fines de la tierra: porque Jehová tiene una contienda con las naciones: entra en juicio con toda carne: y en cuanto a los inicuos, los entregará a la espada." (Jeremías 25:31.) El gran conflicto siguió su curso durante seis mil años; el Hijo de Dios y Sus mensajeros celestiales lucharon contra el poder del maligno, para iluminar y salvar a los hijos de los hombres. Ahora todos han tomado su resolución; los impíos se han unido enteramente a Satanás en su guerra contra Dios. Ha llegado el momento en que Dios ha de vindicar la autoridad de Su ley pisoteada. Ahora el conflicto no se desarrolla tan solo contra Satanás, sino también contra los hombres. "Jehová tiene una contienda con las naciones;" "y en cuanto a los inicuos los entregará a la espada."

La marca de la redención ha sido puesta sobre los "que gimen y se angustian a causa de todas las abominaciones que se hacen." Ahora sale el ángel de la muerte representado en la visión de Ezequiel por los hombres armados con instrumentos de destrucción, y a quienes se les manda: "¡Al anciano, al joven, y a la doncella, y a los niños, y a las mujeres, matadlos, hasta exterminarlos! mas no os lleguéis a ninguno en quien esté la marca: ¡y comenzad desde Mi santuario!" Dice el profeta: "Comenzaron pues por los ancianos que estaban delante de la Casa." (Ezequiel 9:1-6.) La obra de destrucción empieza entre los que profesaron ser guardianes espirituales del pueblo. Los falsos centinelas caen los primeros. De nadie se tendrá piedad y ninguno escapará. Hombres, mujeres, doncellas, y niños perecerán juntos.

"Jehová sale de Su lugar para castigar a los habitantes de la tierra por su iniquidad; la tierra también descubrirá sus homicidios, y no encubrirá más sus muertos." (Isaías 26:21.) "Y ésta será la plaga con que herirá Jehová a todos los pueblos que hayan peleado contra Jerusalén: Se les consumirán las carnes estando sobre sus pies, y los ojos se les consumirán en sus cuencas, y se les consumirá la lengua en su boca. Y sucederá en aquel día que habrá entre ellos una grande consternación procedente de Jehová, y trabará cada cual la mano de su prójimo; y la mano de éste se levantará contra la mano de su compañero." (Zacarías 14:12, 13.) En la loca lucha de sus propias desenfrenadas pasiones y debido al terrible derramamiento de la ira de Dios sin mezcla de piedad, caen los impíos habitantes de la tierra: sacerdotes, gobernantes y el pueblo en general, rico y pobre, grande y pequeños. "Y los muertos por Jehová en aquel día estarán tendidos de cabo a cabo de la tierra; no serán llorados, ni recogidos, ni enterrados." (Jeremías 25:33.)

A la venida de Cristo los impíos serán borrados de la superficie de la tierra, consumidos por el espíritu de Su boca y destruidos por el resplandor de Su gloria. Cristo lleva a Su pueblo a la ciudad de Dios, y la tierra queda privada de sus habitantes. "He aquí que Jehová vaciará la tierra, y la dejará desierta, y cual vaso, la volverá boca abajo, y dispersará sus habitantes." "La tierra será enteramente vaciada y completamente saqueada; porque Jehová ha hablado esta palabra." "Porque traspasaron la ley, cambiaron el estatuto, y quebrantaron el pacto eterno. Por tanto la maldición ha devorado la tierra, y los que habitan en ella son culpables: por tanto son abrasados los habitantes de la tierra." Isaías 24:1, 3, 5, 6.

Toda la tierra tiene el aspecto desolado de un desierto. Las ruinas de las ciudades y aldeas destruidas por el terremoto, los árboles desarraigados, las rocas escabrosas arrojadas por el mar o arrancadas de la misma tierra, están esparcidas por la superficie de ésta, al paso que grandes cuevas señalan el sitio donde las montañas fueron rasgadas desde sus cimientos.

Ahora se realiza el acontecimiento predicho por el último solemne servicio del día de las expiaciones. Una vez terminado el servicio que se cumplía en el lugar santísimo, y cuando los pecados de Israel habían sido quitados del santuario por virtud de la sangre del sacrificio por el pecado, entonces el macho cabrío emisario era ofrecido vivo ante el Señor; y en presencia de la congregación el sumo sacerdote confesaba sobre él "todas las iniquidades de los hijos de Israel, y todas sus transgresiones, a causa de todos sus pecados, cargándolos así sobre la cabeza del macho cabrío." Levítico 16:21. Asimismo, cuando el servicio de propiciación haya terminado en el santuario celestial, entonces, en presencia de Dios y de los santos ángeles y de la hueste de los redimidos, los pecados del pueblo de Dios serán puestos sobre Satanás; se le declarará culpable de todo el mal que les ha hecho cometer. Y así como el macho cabrío emisario era despachado a un lugar desierto, así también Satanás será desterrado en la tierra desolada, sin habitantes y convertida en un desierto horroroso.

El autor del Apocalipsis predice el destierro de Satanás y el estado caótico y de desolación a que será reducida la tierra; y declara que este estado de cosas subsistirá por mil años. Después de descritas las escenas de la segunda venida del Señor y la destrucción de los impíos, la profecía prosigue: "Y vi un ángel descender del cielo, que tenía la llave del abismo, y una grande cadena en su mano. Y prendió al dragón, aquella serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y le ató por mil años; y arrojólo al abismo, y le encerró, y selló sobre él, porque no engañe más a las naciones, hasta que mil años sean cumplidos: y después de esto es necesario que sea desatado un poco de tiempo." Apocalipsis 20:1-3.

Según se desprende de otros pasajes bíblicos, es de toda evidencia que la expresión "abismo" se refiere a la tierra en estado de confusión y tinieblas. Respecto a la condición de la tierra "en el principio," la narración bíblica dice que "estaba desordenada y vacía; y las tinieblas estaban sobre la haz del abismo." Génesis 1:2. Las profecías enseñan que será reducida, en parte por lo menos, a ese estado. Contemplando a través de los siglos el gran día de Dios, el profeta Jeremías dice: "Miro hacia la tierra, y he aquí que está desolada y vacía; también hacia los cielos miro, mas no hay luz en ellos. Miro las montañas, y he aquí que están temblando, y todas las colinas se conmueven. Miro, y he aquí que no parece hombre alguno, y todas las aves del cielo se han fugado. Miro, y he aquí el campo fructífero convertido en un desierto, y todas sus ciudades derribadas." Jeremías 4:23-26.

Aquí es donde, con sus malos ángeles, Satanás hará su morada durante mil años. Limitado a la tierra, no podrá ir a otros mundos para tentar e incomodar a los que nunca cayeron. En este sentido es cómo está atado: no queda nadie en quien pueda ejercer su poder. Le es del todo imposible seguir en la obra de engaño y ruina que por tantos siglos fue su único deleite.

El profeta Isaías, mirando hacia lo por venir, ve en lontananza el tiempo en que Satanás será derrocado, y exclama: "¡Cómo caíste de los cielos, oh Lucero, hijo de la aurora! ¡has sido derribado por tierra, tú que abatiste las naciones! . . . Tú eres aquel que dijiste en tu corazón: ¡Al cielo subiré; sobre las estrellas de Dios ensalzaré mi trono!" "¡Seré semejante al Altísimo! ¡Pero ciertamente al infierno serás abatido, a los lados del hoyo! Los que te vieren clavarán en ti la vista, y de ti se cerciorarán, diciendo: ¿Es éste el varón que hizo temblar la tierra, que sacudió los reinos; que convirtió el mundo en un desierto, y destruyó sus ciudades; y a sus prisioneros nunca los soltaba, para que volviesen a casa?" Isaías 14:12-17.

Durante seis mil años, la obra de rebelión de Satanás "hizo temblar la tierra." El "convirtió el mundo en un desierto, y destruyó sus ciudades; y a sus prisioneros nunca los soltaba, para que volviesen a casa." Durante seis mil años, su prisión la tumba ha recibido al pueblo de Dios, y lo habría tenido cautivo para siempre, si Cristo no hubiese roto sus cadenas y libertado a los que tenía presos.

Hasta los malos se encuentran ahora fuera del poder de Satanás; y queda solo con sus perversos ángeles para darse cuenta de los efectos de la maldición originada por el pecado. "Los reyes de las naciones, sí, todos ellos yacen con gloria cada cual en su propia casa el sepulcro; ¡mas tú, arrojado estás fuera de tu sepulcro, como un retoño despreciado! . . . No serás unido con ellos en sepultura; porque has destruido tu tierra, has hecho perecer a tu pueblo." (Vers. 18-20.)

Durante mil años, Satanás andará errante de un lado para otro en la tierra desolada, considerando los resultados de su rebelión contra la ley de Dios. Todo este tiempo, padece intensamente. Desde su caída, su vida de actividad continua sofocó en él la reflexión; pero ahora, despojado de su poder, no puede menos que contemplar el papel que desempeñó desde que se rebeló por primera vez contra el gobierno del cielo, mientras que, tembloroso y aterrorizado, espera el terrible porvenir en que habrá de expiar todo el mal que ha hecho y ser castigado por los pecados que ha hecho cometer.

Para el pueblo de Dios, el cautiverio en que se verá Satanás será motivo de contento y alegría. El profeta dice: "Y acontecerá en el día que te haga descansar Jehová de tus penas y de tu aflicción, y de la dura servidumbre con que te han hecho servir, que entonarás este cántico triunfal respecto del rey de Babilonia que aquí representa a Satanás, y dirás: ¡Cómo ha cesado de sus vejaciones el opresor! . . . Jehová ha hecho pedazos la vara de los inicuos, el cetro de los que tenían el dominio; el cual hería los pueblos en saña, con golpe incesante, y hollaba las naciones en ira, con persecución desenfrenada." (Vers. 3-6.)

Durante los mil años que transcurrirán entre la primera resurrección y la segunda, se verificará el juicio de los impíos. El apóstol Pablo señala este juicio como un acontecimiento que sigue al segundo advenimiento. "No juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor; el cual sacará a luz las obras encubiertas de las tinieblas, y pondrá de manifiesto los propósitos de los corazones." 1 Corintios 4:5. Daniel declara que cuando vino el Anciano de días, "se dio el juicio a los santos del Altísimo." Daniel 7:22. En ese entonces reinarán los justos como reyes y sacerdotes de Dios. Juan dice en el Apocalipsis: "Vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y les fue dado juicio." "Serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con El mil años." Apocalipsis 20:4, 6. Entonces será cuando, como está predicho por Pablo "los santos han de juzgar al mundo." 1 Corintios 6:2. Junto con Cristo juzgan a los impíos, comparando sus actos con el libro de la ley, la Biblia, y fallando cada caso en conformidad con los actos que cometieron por medio de su cuerpo. Entonces lo que los malos tienen que sufrir es medido según sus obras, y queda anotado frente a sus nombres en el libro de la muerte.

También Satanás y los ángeles malos son juzgados por Cristo y Su pueblo. Pablo dice: "¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles?" (Vers. 3.) Y Judas declara que "a los ángeles que no guardaron su original estado, sino que dejaron su propia habitación, los ha guardado en prisiones eternas, bajo tinieblas, hasta el juicio del gran día." Judas: 6.

Al fin de los mil años vendrá la segunda resurrección. Entonces los impíos serán resucitados, y comparecerán ante Dios para la ejecución del "juicio decretado." Así el escritor del Apocalipsis, después de haber descrito la resurrección de los justos, dice: "Los otros muertos no tornaron a vivir hasta que sean cumplidos mil años." Apocalipsis 20:5. E Isaías declara, con respecto a los impíos: "Serán juntados como se juntan los presos en el calabozo, y estarán encerrados en la cárcel; y después de muchos días serán sacados al suplicio." Isaías 24:22

Y cuando oigáis de guerras y disturbios, no os aterroricéis; porque estas cosas tienen que suceder primero, pero el fin no {sucederá} inmediatamente. (Lucas 21:9)

Hechos 3: 19-20

19 Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,

20 y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado;